El contacto con tu luz interior te cambia la visión y tu ser puede conectarse y

entregarse en total plenitud a este poderoso llamado. Todos portamos luz (esencia

divina) y nos encontramos interconectados con ella. La fuente divina es la misma

para todos y todos los seres en el plano celestial se encuentran unidos a esta

emanación. Al tomar un cuerpo y elegir transitar la experiencia humana

permitimos que nuestra luz espiritual se expanda y crezca. Debe ser uno de

nuestros mayores enfoques no permitir que ante los desafíos de la vida terrenal

esta luz (que fluye por todo tu cuerpo) disminuya su brillo y calidez. ¿Cómo nace el

llamado de la luz? En un momento de incertidumbre realice un pedido al cielo, un

“llamado”.

Se entrega pdf de la formación y certificación